SPAD ® para mujeres: la Aceptación
por el Lic. Marcos Castro
Habitualmente se espera que un curso de autodefensa para mujeres, trate casi exclusivamente el tema de cómo puede hacer una mujer para protegerse físicamente ante un ataque. Y si bien este es un tema muy necesario (pero lamentablemente, muchas veces mal encarado durante un curso), existen muchas otras cuestiones fundamentales que no se suelen tratar, y que son los primeros verdaderos pasos en pos de la protección de una mujer.

La primera de estas cuestiones es: la aceptación. ¿Aceptación de qué?

Inicialmente, la mujer debe ACEPTAR que en cualquier momento, cuando menos se lo espere, puede llegar a verse involucrada en un hecho de violencia. Ella no es la excepción.

La mayoría de las mujeres (y hombres también) que no se deciden por tomar al menos un curso de autodefensa en su vida, se debe a que no creen que estas cosas les puedan ocurrir; que una violación o abuso sexual, por nombrar algunas clases de hechos de violencia, solo ocurren en el noticiero televisivo o en el periódico.

Pero que no te haya pasado aún, no es garantía que nunca te va a ocurrir. La mayoría de las víctimas de hechos violentos nunca pensaron que podrían verse involucradas en algo así. Y si bien muchas de ellas en cierta manera favorecieron para que la situación ocurriese, otras veces, las cosas simplemente ocurren. Es el mundo en el que vivimos.

Lógicamente que muchas veces el factor suerte tiene su influencia. Pero como dice el dicho: a la suerte hay que ayudarla. Tu seguridad depende de la suma de dos cuestiones: el factor suerte por un lado, y por el otro, los esfuerzos concientes que realices para protegerte. Cuanto más grande sea tu esfuerzo, tu seguridad dependerá en menor medida de la suerte, y viceversa.

En verdad, el solo hecho de aceptar que estas cosas pueden ocurrirte, disminuye enormemente la probabilidad de que te ocurran. ¿Por qué? Porque uno nunca se puede preparar para protegerse de algo que no cree que le pueda ocurrir.

Pero no sólo hay que aceptar que estas cosas pueden ocurrirte. También la aceptación debe recaer en otra cuestión fundamental: que cuando estas cosas ocurren, las repercusiones suelen durar toda la vida. La violencia no se olvida fácilmente; las consecuencias pueden destruir una vida o una familia completa.

La aceptación de estas dos cuestiones: que en cualquier momento puedes ser víctima de un hecho violento, y que vivir una situación violenta seguramente te deje secuelas que marcarán el resto de tu vida, es un paso obligado en pos de tu protección personal, que te permitirá comenzar a llevar a cabo varias acciones concretas para protegerte. En primera instancia, estarás más predispuesta a evitar lugares peligrosos. Al respecto, y en líneas generales, en los lugares donde el consumo de alcohol es descontrolado, es mucho más probable que se produzcan hechos violentos o haya personas violentas.

Pero no me malinterpretes. Aceptar estas dos cuestiones no tiene que ver con estar paranoica, ni con limitar demasiado tu vida. Tiene que ver con aceptar una realidad, hacerte cargo de tu propia seguridad personal, dejar el ego de lado, saber qué hacer cuando la cosa se ponga complicada, hacerse responsable por las decisiones que tomes en tu vida, y tener más claro cuál es tu escala de valores.

Y también aceptar estas dos cuestiones te permitirá estar atenta al mundo que te rodea. Y los delincuentes perciben esta actitud, la cual muchas veces suele ser todo lo que necesites para que no te elijan como una buena víctima. ¿Para qué complicarse la existencia con una persona atenta y posiblemente preparada, si a la vuelta de la esquina hay muchas más mujeres (y hombres) distraídos y no preparados?

Aceptar, te va a permitir algo fundamental en tu seguridad personal: no arriesgarte ni exponerte en vano. Saber lo que se puede perder, y saber que esto puede ocurrirte, hará que lo pienses dos veces antes de volver a tu hogar caminando sola durante la noche, en vez de tomarte un taxi de alguna compañía con la suficiente buena reputación.

Por lo tanto, despierta al mundo en el que vives. Acepta las reglas de juego: la violencia es parte del mundo. Puedes estar preparada y muy posiblemente lidiar con ella, o puedes terminar tu paso por el mundo ante el primer encontronazo. La decisión es tuya.


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