La "mente-entrenada"
por el Lic. Marcos Castro
Extraído del libro "Actualización en Defensa Personal 2010" por la Organización SPAD ®

Este año quisiera enfocarme en la diferencia entre lo que le pasa por la cabeza a una persona entrenada en seguridad, con lo que le pasa al común de la gente, o expresado en otros términos, la diferencia entre una “mente-entrenada” y una “mente-no-entrenada”.

Y esta diferencia no es la ausencia de miedos. Sabemos que cuando estamos frente a un delincuente que nos apunta con un arma en una situación de asalto, secuestro u otro ataque violento, nuestro cuerpo reaccionará involuntariamente liberando una buena cantidad de adrenalina en nuestro torrente sanguíneo, lo que producirá cambios fisiológicos muy notables, como palpitaciones, sudoración fría, temblores, un exagerado estado de alerta, hormigueo en nuestro abdomen y más.

La persona entrenada también sabe que hay un miedo natural, el miedo “bueno”, que estará presente y que cuando sea necesario nos irá protegiendo, advirtiéndonos del peligro o motivándonos a actuar. Pero lo que diferencia a la mente entrenada de una no entrenada, es cómo maneja el miedo “malo”, ese miedo que te limita cuándo tácticamente es mejor hacer algo.

Supongamos una situación donde dos criminales armados han entrado a una casa donde se encontraban dos personas, una con un entrenamiento que le ha permitido tener una “Mente-Entrenada”, y otra persona que representa el noventa por ciento de la gente que no tiene ningún entrenamiento ni formación seria en temas de seguridad frente a la violencia (llamémosle Mente-No-Entrenada). Leamos por un rato los pensamientos que tendrán ambas personas al mismo tiempo, mientras transcurre esa situación extremadamente estresante:

Inicialmente…

Mente-No-Entrenada: “¡Que mala suerte! No puedo creer que me esté pasando esto, no puede ser cierto”.

Mente-Entrenada: “OK, esto es un asalto real, debo hacer algo si quiero sobrevivir”.

Cuando perciben los efectos de la Adrenalina:

Mente-No- Entrenada: “¡¿Que me está pasando?! Siento que voy a morir, se me va a salir el corazón por la boca. Me acabo de orinar encima. Que idiota soy. Me voy a desmayar en cualquier momento. Quiero llorar.”

Mente-Entrenada:
“OK, mi cuerpo ha liberado mucha adrenalina. Se siente incómodo, pero sé que estoy al cien por ciento para poder defenderme físicamente si es necesario, y no sentiré tanto dolor en caso que me lastime”.

Cuándo uno de los delincuentes golpea a cada una de las víctimas, exigiendo dinero:

Mente-No-Entrenada: “¿Por qué me golpea si no hice nada? Este tipo me está lastimando, me va a terminar matando. Hoy voy a morir."

Mente-Entrenada: "OK, es lógico que esto pase. Los delincuentes están tan asustados que necesitan golpearme para intimidarme lo suficiente y que yo no tenga ninguna reacción que pueda representarles un peligro. Seguramente me seguirán golpeando, sé que es normal.”

Cuando al no conseguir suficiente dinero, uno de los delincuentes gatilla su pistola en la cabeza de las víctimas sin que salga el disparo:

Mente-No-Entrenada: “¡Oh, Dios Mío! ¡Voy a morir… por favor!”

Mente-Entrenada: “¡El arma no tenía bala en recámara o le falló la munición! ¡En este momento, si no realimenta el arma en forma manual, esa arma está inutilizada!”

Al momento que los delincuentes están merodeando por el lugar buscando dinero:

Mente-No-Entrenada: “¡Voy a morir! No puede estar pasándome esto. Soy la persona más desafortunada que existe. ¡Me van a lastimar si no encuentran nada, me va a doler mucho y no quiero sufrir!”

Mente-Entrenada: “OK, veamos. Allí hay un palo con el que puedo defenderme en caso de ser necesario. La puerta está a tres metros y se encuentra abierta. Uno de los delincuentes está lejos, y no llegará a tiempo si escapo. Podría también llevarme al otro delincuente a otra habitación que esté cerca de una salida…”

Cuando el delincuente decide atarles las manos:

Mente-No-Entrenada: “No te resistas, no te resistas o vas a morir. Ya debe faltar poco. Haz lo que dicen para no terminar herido”.

Mente-Entrenada: “OH… esto viene mal, estamos llegando a un límite y no puedo permitir que atándome las manos me neutralicen casi completamente y quede a merced de los delincuentes”.

Cuando el delincuente comienza a golpear frenéticamente a las víctimas lastimándolas seriamente:

Mente-No-Entrenada: “¡Por favor, detente! Esto duele. Debo quedarme quieto para que termine rápido. No intentes defenderte o va a ser peor. Ya se detendrá.”

Mente-Entrenada: “OK, esto llegó a un límite. Debo atacar y escapar de aquí. Va a doler, tal vez reciba heridas más graves que las que ya estoy recibiendo, pero no me importa, yo voy a sobrevivir hoy, yo voy a volver a ver a mi familia y voy a poder disfrutar el crecimiento de mi hija, así que… aquí vamos…”

Este son sólo ejemplos de cómo el entrenamiento permite tener un control de sí mismo, y estar al control de la situación en todo momento, por más que no lo parezca. De cómo entendiendo la dinámica de una situación real, permite estar siempre concentrado, sabiendo qué esperarse, pensando alternativas en todo momento, teniendo bajo control al “miedo-malo”.

Aunque no parezca, una situación extrema puede ser vivenciada de formas diferentes. Un entrenamiento y capacitación correcta, te permitirá en poco tiempo tener la capacidad para estar en control de la situación, lograr ver las oportunidades, ser capaz de evaluar realmente el riesgo, y en última instancia… tener muchas mas probabilidades de sobrevivir.

¡Comienza ahora a entrenar tu mente y pásate al bando de los que sobreviven!


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