¡Todo es un arma!
Extraído del libro "Sobreviviendo a la violencia", por el Lic. Marcos Castro
Improvisar un arma con cualquier objeto del entorno puede llegar a salvarte la vida más de una vez. Sin embargo, también es fundamental saber protegerte sin armas, para no llegar a depender de las mismas, a tal punto de no saber qué hacer si no tienes una a tu alcance cuando la necesites. Esta dependencia provocaría un desenlace fatal durante un hecho real de violencia.

Un arma, cualquiera sea, sirve para potenciar tu capacidad ofensiva, y cualquier objeto del entorno puede servir para ese fin. Pero a pesar de ello, considero que es muy importante para tu seguridad personal, tener alguna noción sobre cómo utilizar las armas más empleadas en la actualidad: un arma de fuego, un cuchillo o simplemente un palo.

Incluso por más que nunca desees portar ni planees utilizar alguna de estas armas, no es raro que durante un hecho real de violencia, te encuentres de pronto con uno de estos objetos en la mano.

Al respecto, es muy importante conocer su funcionamiento para saber qué hacer y cómo proceder si logras desarmar al criminal y el arma queda en tu poder, y de este modo, para evitar la carga emocional que puede generarte la falta de costumbre de manipular un arma (especialmente un arma de fuego). Conocer su empleo, también te servirá para saber qué esperarte de un criminal que se decide a atacarte con esa arma en particular. Por todo esto, te recomiendo seriamente dedicar algunas horas (y tal vez algo de dinero) para interiorizarte sobre el funcionamiento de las armas de fuego, armas punzo cortantes y armas de impacto.

A continuación explicaré algunas cuestiones sobre improvisación de armas, pero teniendo en mente en todo momento que la idea es potenciar tu capacidad ofensiva, lo cual significa no utilizar sólo el arma, sino también aprovecharte del resto de tus herramientas naturales (cabeza, manos, brazos, piernas, etc.) para defenderte.

Cualquier objeto del entorno se puede utilizar para alguno de cuatro fines:

Cortar o clavar: cuchillos, vidrios rotos, varillas, lapiceras, etc.
Cubrirte: portafolios, bolsos, bicicletas, almohadones, camperas de cuero, bolsas de dormir, cascos de motocicleta, etc.
Distraer: objetos que se puedan lanzar al rostro, torso o piernas del delincuente para distraerlo temporalmente, como anteojos, revistas, llaves, billeteras, cenizas, libros, saleros, relojes, monedas, botellas, jabón, zapatos, tierra, arena, piedras, discos, líquidos, desodorantes en spray, etc.
Golpear: palos, ladrillos, libros, sillas, caños, linternas pesadas, martillos, binoculares, botellas de vidrio, teléfonos, puerta de auto, bastón, automóvil, etc.

Todo, absolutamente todo, se puede utilizar para potenciar tu capacidad de protegerte. Se trata de tener un poco de imaginación y sentido común sobre cómo utilizarlo.

De todas maneras, debes tratar de ser lo más realista posible con su uso, y utilizar todos los conceptos que se explican en el SPAD ® al momento de defenderse sin armas, ya que la mayoría se pueden aplicar de igual manera con un arma improvisada.

Un buen ejercicio que puedes realizar, es verificar cómo puedes utilizar con efectividad los objetos que habitualmente tienes a tu disposición, tanto sobre tu cuerpo como en tu hogar o lugar de trabajo. Luego, entrena con realismo y seriedad, hasta perfeccionar la habilidad utilizando dicho elemento.

¡Buena suerte!


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