¿El más fuerte tiene la ventaja?
por el Lic. Marcos Castro
Esta es una de las preguntas más frecuentes de aquellas personas que se inician en el camino de aprender a protegerse de la violencia.

Y para ser sincero, la fuerza es uno de los factores que más puede influir en el desenlace de una confrontación física real, por más que muchos digan lo contrario.

Sin embargo, esto no significa que no sea posible defenderse físicamente de alguien más corpulento, sino que hay tener algunas consideraciones en cuenta.

Si le planteamos un combate mano a mano, tendremos mayores chances de perder, excepto que seamos muy buenos y no comentamos el más mínimo error.

Los individuos más fuertes tienen, en general, mayor resistencia a golpes, y conjuntamente, pueden desarrollar más potencia por golpe. Uno solo puede bastar para dejar fuera de combate a un individuo más pequeño, lo cual generalmente no se da en forma contraria.

Contra alguien corpulento, se reducen las zonas vulnerables accesibles que realmente puedan hacerle algún daño. En cambio, el más grande puede golpear casi en cualquier lado y generará un efecto importante en su oponente.

Por lo tanto, el más pequeño debe tener mayor precisión, velocidad y buenos desplazamientos para poder llegar a zonas vulnerables que puedan inclinar la balanza a su favor.

Por último, y sin ser menos importante, el más grande tiene a su ventaja el factor intimidación.

En cuanto a desventajas, podríamos decir que poseen algunas que provienen de cuestiones físicas y otras de cuestiones psicológicas.

Desde un punto de vista puramente físico, la gente más grande suele ser más lenta, más torpe y menos ágil que un individuo más pequeño.

Desde un punto de vista psicológico, suelen tener mucha dependencia de su gran fuerza y basar todas sus tácticas en ella. Y suelen confiarse y olvidar que hay zonas del cuerpo que por más grande que uno sea no se pueden fortalecer.

Entonces, ¿que puede hacer una persona más pequeña para protegerse con éxito? En primer lugar, no plantearle un combate mano a mano. Es decir, no darle la oportunidad para que el grandulón pueda atacar. Es fundamental la sorpresa, ser más vivo que él y no cometer ni el más mínimo error. Los desplazamientos rápidos pueden ser desequilibrantes. Saber dónde golpear y tener la suficiente precisión para acertar en el blanco es fundamental.

El tamaño importa y mucho, pero no necesariamente es requisito suficiente para garantizarse la superioridad en una confrontación física real.


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