¿Cuán necesario es saber “luchar en el suelo” en tu habilidad para protegerte?

En los últimos años se ha puesto de moda aprender artes marciales orientadas mayormente al combate en el suelo, especialmente Jiujitsu Brasilero debido a los buenos resultados obtenidos por el hijo de su creador, Royce Gracie, en los torneos “sin reglas” y posteriormente otros miembros de la familia.

Lógicamente la superioridad y efectividad que tiene un grappler (el individuo que entrena esta clase de artes marciales) para finalizar una pelea en el suelo es innegable. Pero de ahí a que sea el arte marcial más efectivo para defensa personal o peor aún, decir que es todo lo que necesitas saber para protegerte de la violencia real, son afirmaciones muy peligrosas.

Más de una vez escuche la afirmación “el 90% de las peleas reales terminan con ambos peleadores revolcándose por el piso”. Por lo tanto, los que sostienen esto como verdad, corren al gimnasio a entrenar cuatro veces por semana cómo protegerse en el suelo. Aprenden decenas de palancas, estrangulaciones, retenciones, escapes, etc. y se pasan los 90 minutos de la clase dando vueltas por el suelo con su compañero de entrenamiento.

Es verdad que una gran cantidad de peleas reales terminan en el suelo, no creo que sea el 90% sino un número menor (realmente no se puede afirmar un número concreto sobre esto), digamos un poco más de la mitad, pero lo que también es verdad es que todas o casi todas comienzan de pie.

No hay que olvidar que por más duro que pueda parecer, los torneos “sin reglas” como el UFC y el Vale Todo, tan de moda últimamente que ocupan páginas en todas las revistas de artes marciales, tienen un gran tinte deportivo. Participa un árbitro, y en realidad existen algunas reglas (en general no se puede morder, introducir dedos a los ojos ni golpear a genitales, dependiendo del torneo específico). Bajo las condiciones dadas donde no se puede salir corriendo y el objetivo no es escapar sino ir a enfrentar al oponente para ganarle, muchas veces tomándose todo el tiempo del mundo para lograrlo. Entonces es lógico que un especialista en combate en el suelo tenga una ventaja considerable. En el suelo es más sencillo evitar que te golpeen, por la pérdida de movilidad y posibilidad de atrapar brazos y piernas, y a través de un buen manejo de las retenciones y distribución del peso del cuerpo en el suelo. También es posible cansar al oponente, retenerlo y como en un juego de ajedrez, crear o esperar un movimiento favorable del contrario para finalizarlo con una estrangulación o palanca.

Con este artículo no quiero afirmar que estas artes marciales no son efectivas. Una estrangulación bien hecha o una palanca puede ser letal. Lo que me preocupa son los excesos de creer que como es lo mejor que hay, cada vez que te involucres en una confrontación física real vas a llevar a tu oponente al suelo y por lo tanto debes obligatoriamente convertirte en un experto en esta forma de combate.

En un hecho real existen otros factores que hacen que ir al suelo sea una de las peores estrategias. Generalmente el atacante suele tener amigos que no dudarán en ayudar si ven a su compañero en problemas. Y es imposible poder pelear con efectividad contra más de un individuo en el suelo. Esta forma de luchar está casi exclusivamente diseñada para pelear uno contra uno.

Por otra parte, el suelo puede llegar a ser muy duro. No solo te estropearás la ropa, sino también puedes golpearte con cualquier piedra, cordón, adoquín, cortarte con vidrios rotos que hayan regados por todo el lugar.

Y en tercer lugar, te quita la movilidad suficiente como para salir corriendo inmediatamente si las cosas empeoran. Algo fundamental.

Asimismo es extremadamente peligroso pelear en el suelo si el oponente tiene acceso a un arma, como una navaja o un arma de fuego. Un mínimo error y puedes no llegar a tener posibilidades de protegerte en absoluto.

A pesar de lo anterior, personalmente creo que saber combatir en el suelo es una de las habilidades ESENCIALES si realmente quieres ser capaz de protegerte de la violencia real, de la misma manera que también lo es saber pelear de pie, contra un atacante armado, contra mas de un individuo, con armas improvisadas e incluso con armas de fuego. Pero no por eso debes ir corriendo al gimnasio ni convertirte en experto.

En un hecho real debes evitar a toda costa ir al suelo con tu atacante, por las razones anteriormente mencionadas. Como exprese anteriormente, la mayoría o todas las confrontaciones comienzan de pie y luego muchas terminan en el suelo precisamente porque los luchadores en el afán por golpearse, comienzan a lanzar golpes sin una buena base de sustentación, se desequilibran, llegan a un “clinch “, no saben como pelear al cuerpo a cuerpo de pie y por lo tanto, mediando forcejeos terminan ambos en el suelo. Saber pelear en el suelo en general te ayudará a saber cómo evitar ser derribado, lo cuál es una excelente cosa, pero también puedes entrenar por tu cuenta como pelear en “el clinch” y ser letal en esta distancia tan particular que tan pocas personas saben manejar. De esta manera reducirás enormemente las probabilidades de llegar al suelo.

Excepto que tu trabajo sea reducir al agresor, en una situación real, tu objetivo debe ser ESCAPAR en cuanto veas la oportunidad y no quedarte peleando con tu oponente. Si caes al suelo, tu objetivo es PONERTE DE PIE cuanto antes para poder escapar, y no tratar de buscar una técnica que finalice la situación desde allí, excepto que no te queden otras opciones. Por lo tanto, no es necesario ser experto para lograr este objetivo pero si es necesario conocer nociones fundamentales sobre el tema: como evitar ser derribado, como pelear en el “clinch “, como manejar las distancias en el suelo, como escapar de posiciones complicadas, y algunas finalizaciones (tres o cuatro) y retenciones en caso de que las características del lugar (por ejemplo, en el asiento trasero de un vehículo) no te permita ponerte de pie.

Cualquier instructor serio de defensa personal real debería saber enseñarte las cuestiones fundamentales de defenderte en el suelo. Si este no es tu caso, no dudes en tomarte unos meses de entrenamiento en Jiujitsu brasilero o el tradicional japonés, Judo, Lucha grecorromana, Sambo, o cualquier otro estilo que especialice gran parte de sus programas en este aspecto. Al final de cuentas, tal vez descubras que entrenar esta forma de lucha puede ser muy divertido y un excelente ejercicio físico, al margen de utilizarlo para defensa personal. Pero tampoco te olvides de aprender todos los otros aspectos que hacen a tu protección personal.

Lic. Marcos Castro

¿Una mujer puede defenderse “mano a mano” contra un hombre?

Por supuesto que una mujer puede defenderse contra un hombre, incluso si es más corpulento. Tal vez los que piensan lo contrario, están imaginándose un intercambio de golpes o algo por el estilo, donde por supuesto que la ventaja habitualmente la posee el hombre. Pero la mujer tiene una gran ventaja al momento de su protección personal, que no siempre tiene el hombre: el factor sorpresa.

¿Cuánta gente se espera que una mujer que parece totalmente indefensa pueda ocasionarte un gran dolor? Si la mujer se muestra sumisa mientras trata de encontrar el momento oportuno (donde el atacante comete algún error como una distracción o cuando éste se confía) y luego estalla en acción como un animal salvaje, atacando con inteligencia (no pegando cachetazos a la espalda o al pecho del atacante), entonces no sólo probablemente logrará hacerle el daño necesario para poder escapar, sino también, lo sorprenderá totalmente y eso le dará uno o dos segundos más de tiempo por el retraso en la reacción del atacante.

Lo que nunca hay que olvidar es que por más grande y musculosa que sea una persona, no podrá desarrollar musculatura en ciertas zonas. Por ejemplo: los ojos, los genitales, la rodilla, el codo, la sien, la nariz, el cuello (si bien se puede fortalecerlo, un golpe le afectará a cualquier individuo). Por otro lado, cuando hablo de defenderse físicamente, estoy hablando de ganar tiempo para escapar y no de quedarse “boxeando” con el atacante. Simplemente podría ser introducirle algo en los ojos y salir corriendo muy rápidamente, lanzándole en el camino cualquier objeto que pueda dañarlo y darnos tiempo para llegar a algún lugar en donde estemos a salvo. ¿La musculatura previene que te haga daño una lapicera que te introduzcan en el ojo? No. Tal vez estar bajo el efecto de drogas pueda anular el dolor, pero de todas maneras con una lapicera clavada en el ojo no podrás ver, y si no puedes ver, no puedes perseguir a tu víctima.

Por otro lado, conozco muchos casos de mujeres que se han protegido con éxito de un atacante, como para negarlo. Porque no hay que olvidar que al ladrón, asaltante, violador, asesino, etc. tampoco le gusta que le hagan daño, por lo tanto muchas veces aborta su acción cuando ve que puede resultar herido o atrapado. Total, luego podrá satisfacer sus deseos con alguna otra víctima más fácil.

Pero lo que si es verdad, es que la mujer en estos casos debe actuar con la mayor inteligencia y no podrá cometer errores, puesto que no tendrá muchas oportunidades si luego el atacante está avivado. Y por su parte, si le hace daño a medias, podrá hacerlo enfurecer.

Lic. Marcos Castro

El mito de la defensa personal “defensiva”

Seguramente habrás visto varias películas y exhibiciones de artes marciales, donde el agresor ataca con un tornado de puñetazos y patadas, y “el bueno” bloquea, esquiva o desvía golpe por golpe, defendiéndose sin lastimar al agresor (e incluso a veces burlándose de él). Pero lamento decepcionarte… la realidad suele ser diferente.

Mi experiencia de 20 años en las artes marciales y la defensa personal, y más de 10 años a cargo de la Organización SPAD ®, realizando simulacros con velocidad y contacto real, teniendo en cursos a profesores de todas las artes marciales que hay en mi país, y miembros de todas las fuerzas de seguridad, me indica que cuando un agresor ataca frenéticamente, es imposible sobrevivir sin dañarlo.

¡Has el intento! Ponte un cabezal de protección y pídele a un amigo que se coloque unos guantes. Dale la indicación de que trate de golpearte libremente con total velocidad, potencia, variando los ángulos y tratando realmente de “vencerte”, dejándote la tarea de intentar únicamente bloquear, desviar o esquivar cada intento de ataque. ¡Espero tengas suerte!

Lo más probable es que puedas bloquear, esquivar o desviar unos pocos y recibir muchos impactos. No se debe a tus pocos reflejos, sino a una realidad de la naturaleza: el cerebro no puede procesar tan rápido la información de cuándo viene cada golpe, a qué zonas, en qué ángulos, con qué velocidad, y luego, definir un bloqueo para cada golpe en menos de un segundo, pensando que antes de que cada golpe impacte, posiblemente ya está saliendo el próximo en camino. Ten en cuenta que en estos casos, estarás REACCIONANDO a su iniciativa, y por definición, la reacción es más lenta que la acción.

Por lo tanto, te guste o no, tendrás que pasar a la ofensiva en algún momento, y esto significará posiblemente LASTIMAR a tu atacante.

Sólo en casos que el agresor sea realmente muy tonto, o alguien con muy poca velocidad y coordinación, será posible evitar todos los golpes, pero en mi experiencia, tal vez esto se pueda dar en raras ocasiones de peleas incidentales (típica pelea de bar) o ante alguien alcoholizado, pero los verdaderos “chicos malos” saben pelear, tienen muchas mañas y entrenan cómo lastimarte de la forma más efectiva posible.

Defenderse de una situación real de violencia, sin tener que para esto lastimar al agresor, es factible en situaciones de bajo riesgo (bajo nivel de violencia), pero las verdaderas situaciones de riesgo y cuándo verdaderamente tu vida o integridad física está en juego, es cuándo alguien te ataca frenéticamente, y en general sorprendiéndote (si hubieras sabido que el ataque físico venía en camino, has sido muy tonto en no hacer algo para evitarlo), y aquí, necesitarás provocar alguna clase de daño físico al agresor para poder frenarlo y evitar que realmente te dañe gravemente.

En mi caso particular, no me gusta lastimar a nadie, pero menos aún que me lastimen. Por eso, ocupo gran parte de mi entrenamiento en aprender a evitar peleas. Pero recuerda siempre que en la vida real, lo más probable es que el agresor quiera sorprenderte con su ataque físico, y que las películas e incluso las exhibiciones marciales, son coreografiadas previamente.

No hay necesidad de creernos, has la prueba tu mismo.

Lic. Marcos Castro